Tu alimentación afecta el aire que exhalas, especialmente las que contienen sabores aromáticos fuertes como la cebolla y el ajo.
Las enzimas que se encuentran en la saliva comienzan con el proceso de digestión tan pronto como comienzas a masticar, pero una vez que el alimento se absorbe en el torrente sanguíneo, se transfiere a los pulmones y lo exhalas.
Cepillarte, enjuagarte o chupar una pastilla para el aliento sólo te ayudará a ocultar los malos aromas. Evita ciertos tipos de comida como la carne, el azúcar, las comidas con muchas grasas y picantes; los productos lácteos te ayudarán a eliminar el mal aliento.
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